domingo, 4 de noviembre de 2012

CAPÍTULO 5.



5 1Grita, a ver si alguien te responde;
¿a qué ángel recurrirás?
2Porque el despecho mata al insensato
y la pasión da muerte al imprudente.
3yo vi un insensato echar raíces
y al momento se secó su dehesa,
4a sus hijos sin poder salvarse,
atropellados sin defensa ante los jueces,
5sus cosechas las devoró el hambriento,
sus posesiones las arrebató el famélico
y el sediento se sorbió su hacienda.
6No nace del barro la miseria,
la fatiga no germina de la tierra:
7es el hombre quien nace para la fatiga,
8Yo que tú acudiría a Dios
para poner mi causa en sus manos.
9ÉI hace prodigios incomprensibles,
maravillas sin cuento:
10da lluvia a la tierra,
riega los campos,
11levanta a los humildes,
da refugio seguro a los abatidos,
12malogra los planes del astuto
para que fracasen sus manejos,
13enreda en sus mallas al artero
y hace abortar las intrigas del taimado;
14así, en pleno día, van a dar en las tinieblas,
a plena luz van a tientas como de noche.
15Así Dios salva al pobre
de la lengua afilada, de la mano violenta;
16da esperanza al desvalido
y la maldad cierra la boca.
17Dichoso el hombre a quien Dios corrige:
no rechaces el escarmiento del Todopoderoso,
18porque él hiere y venda la herida,
golpea y cura con su mano;
19de seis peligros te salva
y al séptimo no sufrirás ningún mal;
20en tiempo de hambre te librará de la muerte
y en la batalla, de la espada;
21te esconderá del látigo de la lengua
y cuando llegue el desastre, no temerás;
22de demonios y carestías te reirás,
no temerás a las fieras,
23harás pacto con los espíritus del campo
y tendrás paz con las fieras,
24disfrutarás de la paz de tu tienda
y al recorrer tu dehesa nada echarás de menos;
25verás una descendencia numerosa
y a tus retoños como hierba del campo;
26bajarás a la tumba sin achaques,
como una gavilla en sazón.
27Todo esto lo hemos indagado y es cierto:
escúchalo y aplícatelo.

EXPLICACIÓN.

5 Continúa el discurso de Elifaz hablando de la retribución de los malos, de la imagen del hombre, de la acción de Dios, de la retribución de los buenos. La argumentación se podría esquematizar así: hay que aceptar con resignación la naturaleza humana en sus límites; si el hombre no la acepta, añade un pecado y provoca un castigo; primero saludable, y si éste fracasa, definitivo; si el hombre lo acepta, alcanza el premio. 

5,1 Probablemente el sentido es judicial, continuando el tema del "ser justo frente a Dios"; el ángel puede ser un abogado o un árbitro, como se verá en los capítulos siguientes. Elifaz disuade a Job de apelar a un juicio con Dios, pues de antemano tiene la causa perdida y nadie saldrá por él. Sería insensatez. 

5,3-5 El verso 5b es dudoso, algunos leen "la sequía arrebató sus posesiones". 

5,6-7 El sentido del segundo verso no es claro, ya que reshep puede ser el dios de la peste (Dt 32,24; Hab 3,5), o bien designa poéticamente el rayo, la llamarada, Sal 78, 48; Cant 8,6. 

5,8 Mejor ponerse en manos de Dios: en vez de contender con Dios, encomendarse a él. Con este verso Elifaz introduce un breve himno al Dios que bendice y protege: es como un pequeño salmo lleno de reminiscencias. 

5,16 Frente a la esperanza basada en la propia prestación (4,6), está la esperanza basada en Dios que protege al pobre. 

5,17 La última sección comienza en forma de bienaventuranza, que es pariente de la bendición y equivale a nuestro "Felicidades". El tema de la educación por la prueba, del castigo saludable, es bien conocido en la pedagogía humana y en la divina: véase p. ej. Prov 3,11; Sal 94,12. 

5,18 El título del Dios que cura es muy oportuno en la situación de Job. 

5,19-22 La forma numérica escalonada es común, y no hay que tomarla matemáticamente. 

5,23 Los espíritus del campo, especie de sátiros, seres maléficos que vagan en descampado, aparecen en Lv 17,7 y hasta el Evangelio los utiliza en una comparación, Mt 12,43-45. Sobre la paz con las fieras véase Is 11,6; Os 2,20. 

5,25 Bendición clásica, p. ej. Is 48,19.

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